La espalda, es la parte anatómica posterior del cuerpo humano la cual se mantiene en la posición bípeda estable por la columna vertebral que constituye parte de la armazón del esqueleto, los discos intervertebrales y además los músculos que le permiten dar estabilidad, y realizar movimientos de flexión, extensión, lateralidad y rotación de esta. La alteración de esta puede llegar a producir dolor.
El dolor de espalda se define como aquel dolor de la parte posterior del tronco que se extiende desde el occipucio hasta el sacro o espalda baja, incluyendo los procesos dolorosos localizados en aquellas zonas cuya inervación corresponde a las raíces o nervios espinales que, en algunos casos, puede comprometer las salidas de los nervios espinales generando síntomas en la extremidad inferior, como por ejemplo la ciática.
De todos los dolores de espalda le corresponde al dolor lumbar el porcentaje mayor. Entre 70-80% de la población adulta mundial ha tenido un episodio de dolor lumbar en su vida. Es la región sometida a mayor sobrecarga. La prevalencia de este síndrome es de 60-85% durante la sobrevida de los individuos. Entre 15 y 20% de los adultos sufren de lumbalgia; en el 90% de los casos es inespecífica y ocurre en todas las franjas etarias. Afecta tanto a hombres como mujeres y se da más en edades entre 30 y 50 años aumentando la prevalencia con la edad.
La postura puede definirse como una correcta alineación articular de cada una de las cadenas biocinemáticas, la literatura considera lo importante que es adoptar una buena postura, así como hábitos posturales saludables durante todas las actividades diarias para mantener la salud de la columna vertebral, por lo que es imprescindible abordar la higiene postural desde edades tempranas de la vida.
Para mantener una buena higiene postural del cuerpo se deben conocer las distintas posiciones correctas que el individuo adopta en cada momento tales como, agacharse, cargar objetos del piso, buscar objetos por encima de la cabeza, en el aseo bucal, al ponerse el calzado o medias, al acostarse y levantarse de la cama, al sentarse la postura que debemos mantener en la silla, al levantarse en situaciones de no contar con implementos para apoyar las manos y empujarse como en sillas sin agarraderas y en tasa de baño sanitaria, en las labores de la casa al limpiar, planchar, tender la cama, barrer, siendo estas, algunas de las principales.
La higiene postural tiene que ser considerado parte de la terapéutica, para consolidar la rehabilitación, fomentar hábitos saludables que permitan a los pacientes retomar sus actividades de la vida diaria con normalidad y a la vez prevenir nuevos episodios.