La fractura de tobillo es una de las fracturas más frecuentes de las extremidades inferiores. Se producen por movimientos forzados del pie en aducción, abducción, pronación, supinación, combinados, torsión y choque vertical. Aunque la inmovilización del tobillo puede proporcionar apoyo y protección al sitio de la fractura durante la curación, también aumenta el riesgo de debilidad del tobillo, rigidez y dolor residual.
La rehabilitación tiene como objetivo abordar las secuelas de esta lesión para mejorar la funcionalidad del tobillo y la calidad de vida. Las técnicas son muy variadas e incluyen estrategias para mejorar el movimiento de la articulación del tobillo, la fuerza muscular o ambos. Primero tenemos que saber que estructuras anatómicas conforman la articulación del tobillo:
A nivel óseo, el tobillo está compuesto por tres huesos: la fíbula (peroné), la tibia y el talo (astrágalo). Los dos primeros conforman una bóveda en la que encaja la cúpula del tercero, formando la sindesmosis del tobillo.
En las fracturas de tobillo, se ven principalmente afectadas la fíbula y la tibia a nivel distal, en donde la primera define la ubicación de la fractura (Supra sindesmosis, Trans sindesmosis e Infra sindesmosis).
Dentro de las estructuras que mantienen la estabilidad pasiva y la estabilidad activa de esta estructura, encontramos a los ligamentos y la musculatura respectivamente. Dentro de los ligamentos encontramos subdivisiones por compartimientos: Lateral, medial, sindesmal y posterior. De estos, los más comunes en dañarse en lesiones de tobillo (fracturas, esguinces y distensiones), son los del compartimiento lateral.
Por otra parte, dentro de los músculos que conforman parte del tobillo, encontramos a los músculos tibiales, fibulares, gastrocnemios y la musculatura intrínseca del pie, los cuales, en proceso de lesiones, sean por eventos repetitivos de lesiones menores (sobrecarga) o por traumatismos mayores (por ej. Fracturas), pueden verse involucrados en procesos de tendinopatías (tendinitis y/o tendinosis).
El tratamiento de la fractura de tobillo en las etapas iniciales se guía principalmente por el tiempo de consolidación de la fractura (4-6 semanas). Como primera línea, se utilizar principalmente un enfoque de tratamiento de movilidad y carga progresiva, terapia manual, kinesiología musculoesquelética para mejorar la fuerza y estabilidad de la musculatura del tobillo.
En etapas más avanzadas (aprox 3 meses en adelante) de la terapia (dependiendo de los objetivos personales del paciente) se focaliza en recuperar la funcionalidad completa del tobillo para las actividades del día a día y/o reintegrase a la actividad física que la persona realizaba previo a la lesión, a través del manejo de la kinesiología deportiva. Los tiempos de recuperación son variables de paciente a paciente, sea por las posibles complicaciones postoperatorias y del tratamiento implementado posterior a esta. Lo esperable es que se logre una recuperación completa y funcional del tobillo alrededor de los 5-6 meses de tratamiento, para poder realizar las actividades del día a día sin molestias, y un par de meses más en caso de realizar reintegro deportivo.
En resumen, la fractura de tobillo es una lesión traumática compleja del miembro inferior, que afecta severamente el desarrollo de las actividades de la vida diaria de las personas, asociado con alteraciones musculoesqueléticas como la limitación del movimiento y debilidad muscular. El tratamiento quirúrgico en principio es crucial para luego poder pasar a terapia kinésica, y recuperar la funcionalidad del pie. Por estas razones los dejamos invitados a nuestra clínica, para tratarse de manera oportuna por nuestros profesionales capacitados y comprometidos para tu recuperación pronta y de calidad.
Bibliografía