Cada vez que una persona siente dolor musculoesquelético, este puede ser de origen traumático con una causa establecida reconocida, o puede manifestarse de manera paulatina, instaurándose en la vida y rutina de quien lo padece, sin tener en muchos casos, la causa que lo originó.
En muchas situaciones, somos capaces de obviar el dolor hasta que, llegado cierto momento, este aumenta de manera sustancial y nos hace recurrir al médico, consultar al kinesiólogo o investigar a través de internet.
Lo primero que debemos entender es el hecho de que el dolor es una respuesta de nuestro sistema comandado por el cerebro, frente a un daño real o potencial. Esta respuesta será influenciada por distintos factores, tales como el tiempo llevamos con esta alarma que es el dolor, como se encuentra nuestro estado de ánimo, situación contextual, niveles de estrés y muchos otros elementos. Lo segundo que tenemos que saber, es que el dolor, no es el villano que creemos, es nuestro sistema tratando de protegernos, sin embargo, es una sensación desagradable, pero que, a su favor, gatilla una serie de mecanismos que favorecen la reparación de la zona que está levantando la alerta. Dentro de sus respuestas, está liberar químicos proinflamatorios, irritantes y disminuir la respuesta motora para evitar que el segmento en cuestión se mueva.
Por muchos años, se ha creído que cuando hay dolor musculoesquelético, no hay que moverse y así uno se va a recuperar, limitando las actividades de las personas y evitando muchas veces de por vida que vuelvan a ejecutar ciertos movimientos, este tipo de creencias erradas con una connotación negativa sobre dolor es lo que se conoce como efecto nocebo, generando que las personas limiten su movimiento y se restrinjan a sí mismas. Lamentablemente, en internet, el 90% de la información es errada y solo aumentan el efecto nocebo.
Hoy sabemos que es el movimiento el que nos recupera, siempre que se respeten los tiempos de reparación propios de cada lesión. Por ejemplo, si usted ha sufrido una fractura, debe limitar el movimiento hasta que esta se consolide y ahí rehabilitar con carga y ejercicio. Otro ejemplo, es el síndrome de dolor lumbar, hasta hace no muchos años, se enseñaba que las personas con lumbago que no debían cargar peso (efecto nocebo), en la actualidad el tratamiento es a través de movimiento, fortalecimiento y cargas con peso muerto, ya que la columna es la zona más fuerte de nuestro cuerpo y debemos reentrenarla para que cumpla esa función, este es el efecto placebo de las palabras, una buena información con connotación positiva. Con este tipo de rehabilitación las personas pueden volver a sus vidas luego de la patología, cargar peso y retornar a sus actividades deportivas, incluso si el dolor musculoesquelético se vuelve persistente.
Como declaró Maturana, “las palabras crean realidad”, estar bien informado se torna un coadyuvante a tu rehabilitación y no un limitante.
Redactado por Klga. Carla Fuentes D.”
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