La actividad física y ejercicio tiene múltiples beneficios para la salud, pero debemos ser responsables a la hora de realizarlos evitando caer en la obsesión. La importancia del descanso durante y post ejercicio tiene que ver con la obtención de los resultados esperados de nuestras rutinas de ejercicios. Estos periodos tienen numerosos beneficios para la aptitud física y para la salud en general. Básicamente, el descanso se utiliza como un período de readaptación y re recuperación, y salí podemos asegurar un buen rendimiento en la próxima serie o entrenamiento. Junto con esto, nos aseguraremos que nuestros tejidos estén en óptimo estado para evitar cualquier tipo de lesión en el futuro.
Uno de los factores que está ampliamente estudiado es que el descanso beneficia direcamente al trabajo de hipertrofia muscular, haciendo que el músculo se adapte a la última intensidad ganando así fuerza y resistencia para la próxima sesión con más exigencia. Además, el descanso entre series o ejercicio permitirá entrenar con volumen de intensidad más alto.
Si hablamos de los riesgos musculoesqueléticos de no descansar, el más grande siempre será el daño muscular que podemos observar en los desgarros. Además de los riesgos físicos, existen algunos riesgos psicológicos y fisiológicos asociados a la falta de descanso. Existen cambios hormonales relacionados con no descansar que pueden llegar a producir estrés. También se pueden producir aumentos inesperados del ritmo cardiaco y alteraciones de la presión arterial. Se puede observar que no descansar entre las sesiones puede provocar un aumento de la resistencia a la insulina, lo que puede ser perjudicial para las personas con patologías cardiometabólicas basales.
Otra de las aristas importantes dentro de este ámbito es la relevancia que tienen el descanso y sueño, por lo que se recomienda tener un buen dormir para obtener estos beneficios. Se recomienda unas 8 horas si la sesión fue de intensidad moderada, y si la sesion fue vigorosa se recomiendan entre 10 y 12 horas de buen dormir. Esto permitirá que el cuerpo pueda reponer las reservas de energía y reparar los tejidos dañados, y el mejor momento es por la noche ya que es cuando funciona la hormona de crecimiento. Por lo tanto, se recomienda dosificar los días de descanso a la semana sin entrenar, de 1 a 2 días para entrenamientos en personas sanas, y desde 3 días cuando el ejercicio se realiza de forma terapéutica.
Por: Catalina Díaz